La pizzería donde Maradona celebró con Doña Tota su primer sueldo

Con su primer sueldo como futbolista profesional, Diego llevó a Doña Tota a comer una pizza en La Rumba, una pizzería de Nueva Pompeya que permanece en la memoria de los fanáticos.

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El debut de Diego Armando Maradona en el fútbol profesional, el 20 de octubre de 1976, no solo marcó el inicio de una carrera que lo llevaría a la cima del mundo, sino que también dejó una entrañable anécdota que involucra a su madre, Doña Tota. Aquel día, después de jugar su primer partido en primera división con Argentinos Juniors frente a Talleres de Córdoba, Diego no solo se destacó en la cancha con un caño inolvidable, sino que también vivió un momento muy especial fuera de ella.


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Después del partido, tras haber cobrado su primer sueldo como futbolista profesional, Maradona sorprendió a su madre con una invitación. “Vamos a comer una pizza. Pago yo”, le dijo. La pizzería elegida para celebrar aquel hito fue La Rumba, un local situado en Avenida Sáenz 963, en el barrio porteño de Nueva Pompeya. Para llegar hasta allí, Diego y Doña Tota cruzaron el Puente Alsina desde su hogar en Villa Fiorito, en lo que sería el primer gesto de muchos en los que el joven jugador buscaría compartir sus éxitos con su familia.

En una entrevista concedida años más tarde a TyC Sports, Diego recordaba con humor aquel momento: “Me fui a una pizzería de Pompeya y me gasté todo el sueldo con mi vieja. Nos comimos todo y nos tomamos todo”. Con su característico estilo, también mencionó que en esa época era “el peor pago de Argentinos Juniors”, lo que no impidió que esa noche, junto a su madre, se sintieran como reyes. “Parecíamos Bill Gates y mi vieja la reina Sofía”, bromeó Maradona.

La Rumba, más que una simple pizzería, se convirtió en un símbolo de los comienzos humildes de Diego y de su inquebrantable amor por Doña Tota. Ese gesto sencillo, el de invitar a su madre a comer una pizza con su primer sueldo, refleja la esencia de Maradona: un joven soñador, profundamente ligado a su familia, que, a pesar de las dificultades económicas, siempre buscó compartir sus logros con aquellos que más quería.



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Hoy, 48 años después de aquel episodio, el barrio de Nueva Pompeya y La Rumba siguen siendo recordados por los fanáticos del fútbol, no solo por su pizza, sino por haber sido el escenario de una de las primeras celebraciones de un ídolo que, con el tiempo, conquistaría al mundo.

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El debut de Diego Armando Maradona en el fútbol profesional, el 20 de octubre de 1976, no solo marcó el inicio de una carrera que lo llevaría a la cima del mundo, sino que también dejó una entrañable anécdota que involucra a su madre, Doña Tota. Aquel día, después de jugar su primer partido en primera división con Argentinos Juniors frente a Talleres de Córdoba, Diego no solo se destacó en la cancha con un caño inolvidable, sino que también vivió un momento muy especial fuera de ella. Después del partido, tras haber cobrado su primer sueldo como futbolista profesional,
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