
No solo fue el cierre del último Major del año, sino también el primer Major de CS2 disputado al mejor de cinco mapas, un escenario perfecto para medir grandeza.
El MVM Dome fue testigo de una consagración que va mucho más allá de un simple trofeo: Vitality ya no es solo el mejor equipo del momento, sino uno de los proyectos más dominantes que ha visto Counter-Strike en años recientes.
Un logro reservado para leyendas del Counter-Strike
Con este título, Vitality se convierte en el cuarto equipo en la historia capaz de ganar Majors consecutivos, un hito que no se repetía desde 2019. La organización entra así en un club extremadamente exclusivo, donde solo figuran nombres que definieron épocas completas del competitivo.
Lo más relevante no es solo la estadística, sino el contexto: CS2 es una nueva era, con cambios profundos en ritmo, mecánicas y lectura del juego. Adaptarse ya es difícil; dominarlo de forma sostenida es algo reservado para equipos excepcionales.

De la irregularidad al pico competitivo perfecto
La narrativa previa al Major de Budapest no favorecía del todo a Vitality. Tras un inicio de año demoledor, el equipo había mostrado cierta pérdida de consistencia en los meses posteriores. Aunque seguían compitiendo en instancias finales, la sensación general era que el nivel mostrado en la primera mitad del año no se había mantenido intacto.
Incluso dentro del propio torneo, Vitality dejó dudas en la fase principal, cediendo partidos y avanzando sin el aura de invencibilidad que muchos esperaban. Sin embargo, el equipo encontró su mejor versión justo cuando más importaba. La serie ante Team Spirit fue el punto de quiebre: resistencia mental, ajustes tácticos y una ejecución impecable en mapas clave.
A partir de ahí, el rumbo fue claro.

Una final que definió jerarquías
FaZe Clan llegaba a la final como una de las grandes historias del torneo, recuperando sensaciones y competitividad en el momento justo. El arranque favorable para FaZe en el primer mapa parecía abrir la puerta a una serie larga y disputada.
Pero Vitality reaccionó con autoridad. El control del ritmo, la lectura de las rotaciones y la contundencia en los cierres de ronda marcaron la diferencia. A medida que avanzaba la serie, FaZe fue perdiendo respuestas, mientras Vitality crecía en confianza y precisión.
El último mapa fue una demostración total de superioridad, cerrando la final de forma contundente y dejando claro que el título no era fruto de la casualidad.
¿El mejor equipo del año… o el inicio de una dinastía?
La gran pregunta que deja Budapest no es quién fue el campeón, sino qué lugar ocupará Vitality en la historia de Counter-Strike. Ganar Majors seguidos es el primer paso para hablar de dinastías, pero sostener ese nivel será el verdadero desafío.
Con CS2 aún en plena evolución, Vitality ha demostrado ser el equipo que mejor entiende el juego actual, combinando talento individual, disciplina táctica y una capacidad notable para rendir bajo presión.
El 2026 se perfila como el gran examen definitivo. Si Vitality mantiene este estándar, el debate histórico dejará de ser una hipótesis.
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No solo fue el cierre del último Major del año, sino también el primer Major de CS2 disputado al mejor de cinco mapas, un escenario perfecto para medir grandeza. El MVM Dome fue testigo de una consagración que va mucho más allá de un simple trofeo: Vitality ya no es solo el mejor equipo del momento, sino uno de los proyectos más dominantes que ha visto Counter-Strike en años recientes. Un logro reservado para leyendas del Counter-Strike Con este título, Vitality se convierte en el cuarto equipo en la historia capaz de ganar Majors consecutivos, un hito que no se
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